De viaje por los EEUU he tenido que soportar, como todo el mundo, los tramites de seguridad en las fronteras. A mi me han parecido mas suaves que la ultima vez que anduve por estas tierras, pero se ve que todo el mundo no opina igual. Ayer almorcé con un matrimonio de españoles que acababan de llegar y que echaban pestes del sistema. Era un poco, eso me parecía a mí, lo de Juan de Mairena: un discurso contra los banquetes que, en realidad, era un discurso contra la humanidad a propósito de los banquetes. Tuve que recordar cómo se las gastan en otros lugares, pero el antiamericanismo es una ceguera selectiva muy precisa. Lo curioso del caso es que salió a relucir también otro argumento notable, a saber, la idea de que estas medidas tampoco evitan los atentados que se suponen deberían evitar. Al parecer, poner trabas para que no pasen por la frontera ni ciertas cosas ni ciertas personas no sirve para nada. Me pareció que sería inoportuno preguntar, por ejemplo, si piensan realmente que una política de apertura sin control alguno no traería mayores riesgos para ls americanos, pero ahora más en frío creo que es la pregunta que hay que hacer. Temo cuál sería su respuesta: «ellos empezaron primero», de manera que no acabo de saber si les molestaban los controles o la escasez de atentados. El café no me animó a seguir haciendo apología de los USA, qué se le va a hacer.