En su blog sobre los futuros del libro, Joaquín Rodríguez hace una afirmación realmente extraordinaria que reproduzco textualmente. «los bibliotecarios deberán ser temerosos y cautos conservadores de la cultura escrita impresa en papel, no por mero afán arqueológico, sino porque la lectura en ese soporte genera un tipo de significado enteramente distinto al que se engendra en un soporte digital que favorece una lectura horizontal y fragmentaria muy distinta. Es decir: deberán conservar todos los testimonios de la cultura escrita, allí donde se encuentren, sea cual sea la forma que hayan adoptado, sea cual fuere el soporte en el que se hayan encarnado, porque cada uno de ellos generará un tipo distinto de racionalidad». No creo que sea fácil sostener un número mucho más alto de afirmaciones sin fundamento en un número tan corto de líneas. He preguntado al autor sobre quiénes y cuándo han hecho semejante descubrimiento sobre la «lectura horizontal» o, si se trata de un descubrimiento propio, en qué se funda. Si el autor me contesta, prometo contarlo. No es normal que descubrimientos de tan alto bordo, que diría Ortega (en escrito impreso en papel) permanezcan ignotos para el público, siempre tan ávido de novedades.