[La fotografía está tomada de la portada de El Confidencial]
Muchos medios han llevado a su portada de este lunes de Pascua una foto del presidente del Gobierno reuniéndose con sus tres vicepresidentes. Zapatero domina la situación pero no parece tener nada que decir. Los Vicepresidentes 1º y 3º atienden también a lo que dice la Vicepresidente 2ª que, al parecer, es quien se encarga de la economía.
No sé si la foto le produce a alguien tranquilidad. A mí, me produce un cierto asombro. No se sabe cuál es la noticia que ilustra. Que los cuatro se reúnan, no parece gran cosa; que se reúnan en vacaciones puede tener cierto mérito, visto lo visto, pero tampoco creo que sea un acontecimiento ejemplarizante. Podría ser que quisieran dar la impresión de que van a coordinarse, y eso tampoco sé muy bien cómo habría que valorarlo porque, tanto si se supone que normalmente se han coordinado, como si se presume que lo van a hacer a partir de ahora, la impresión es de absoluta liviandad.
Se ve claramente que es una reunión de ideas, que los papeles están de más. Si el nuevo ministro de Fomento tiene España en la cabeza, no van a ser menos estos cuatro magníficos. Se trata, pues, de imaginar, de ser creativos. El Presidente muestra un gesto vigilante, como si quisiese que la ausencia del dulce y plomizo Solbes no se convirtiese en un happening excesivo. Ha tomado sus medidas: no están en la cumbre ni Sebastián, ni Moratinos, ni Chacón, aunque es posible que cualquier de los tres le haya pasado al presidente un papel con alguna sugerencia brillante, aunque ZP no haya tenido a bien usarlo todavía para mejor sorprender a tanta materia gris como ha puesto a su mesa.
Es seguro de que una de las conclusiones de la cumbre es que hay que administrar mejor el potencial benéfico de las iniciativas del Gobierno. La nueva Vicepresidenta está allí para eso; es un ejemplo vivo de prudencia, sin que eso signifique poquedad; suya fue la iniciativa contra el vino que dejó en su sitio el carácter bronquista y la afición al morapio del anterior presidente del Gobierno, como se le llama en estas reuniones formales. Lo de menos es que haya que haber dado marcha atrás, y que se lesionasen los intereses de una industria importante: los símbolos cuentan más que las cuentas y aquello fue, sin duda, un éxito.
No ha habido comunicado final, lo que da a entender que la máquina de imaginar está plenamente en marcha. No hay que ponerse nerviosos. El Gobierno vela por nosotros y lo hace en petit comité. A su tiempo, se nos entregarán los frutos maduros de la tenida. Zapatero nos muestra su faceta de hombre de despacho, trabajador sin vacaciones, organizador magistral, de verbo discreto, de imaginación fértil, pero embridada por la disciplina mental más exigente.
Se sabe que la reunión empezó con un análisis de la situación internacional a cargo del líder. Las cosas han ido bien hasta ahora, les dijo, pese a que Bush no dejaba de intrigar, algo que ha cambiado por completo con Obama. El panorama está despejado y vamos a entrar en la segunda década del siglo XXI. No hay nada que temer. Decidme chicos, ¿cómo lo veis?
[Publicado en El estado del derecho]