No descubro nada afirmando la genialidad cinematográfica de Eastwood, pero ayer tuve la oportunidad de ver Hereafter («Más allá de la vida») y tengo la imperiosa necesidad de ponerme a escribir sobre ella para afirmar que se trata de una película extraordinaria, de una verdadera maravilla. Además de un inicio realmente impactante, en el que imagino se nota la mano de Spielberg en la producción, la película cobra un ritmo narrativo que consigue mantener un in crescendo realmente extraordinario para culminar con una especie de final feliz que sorprenderá a más de uno. Siempre me ha llamado la atención el atrevimiento de Spielberg para crear películas realmente difíciles, aunque es evidente, que no todas le han salido perfectas, siendo todas realmente muy buenas. En este caso, a mi entender, la dificultad era extrema y el éxito, por tanto es mucho más meritorio. Para mí es una de sus grandes películas (Million dolar baby, Mystic River, Poder absoluto, Medianoche en el jardín del bien y del mal…), pero es, seguramente la más complicada de hacer y de hacer bien. Cojamos, por ejemplo, el caso de Sin perdón: se trata, sin duda, de una grandísima película, pero es más fácil de hacer porque hay un número alto de películas similares, y extraordinarias, que pueden servir de plantilla, si es que sabes hacerlo. No estoy queriendo decir que el cine haya de ser analizado por géneros, no lo creo, pero no cabe duda de que determinadas películas tienen detrás más tradición y oficio que otras, y, aunque sea muy difícil superar ese peso de la historia, también hay que reconocer que, al que domina su oficio, esa tradición le sirve de mucha ayuda si acierta a hacer algo más que repetir. Pero Hereafter no tiene, en lo que a mi se me alcanza, precedentes; hay que ser un auténtico maestro para meterse en un tema tan difícil y hacer una película tan honda, tan emotiva, tan escéptica y tan crédula a un tiempo. Vayan a verla, me lo agradecerán, y, si no les gusta, nunca más me hagan caso en esto del cine; yo, por mi parte, le negaré el pan y la sal a cualquiera que diga que no se trata de una obra maestra, aunque en algunos casos condescendería a explicar los porqués, pero no ahora, en que me voy a limitar a expresar mi admiración y a recomendarla con vehemencia.