He visto la película dedicada a Margaret Thatcher. Es una película que hay que ver, pero como cine, me parece un producto fallido, excepción hecha de la caracterización de ese genio de la transfiguración que es Meryl Streep. La película naufraga al equivocar el interés del espectador. La directora ha querido centrarse en la mujer, pero lo interesante es la peripecia de la primera ministra, de manera que su narrativa se pierde en incontables flash-backs que impiden al espectador centrarse en una historia que le atrape. Luego está el hecho de que se presenta a una mujer en plena demencia senil, lo que, además de poco piadoso y escasamente grato, puede tener un sesgo político un poco infantil.
Lo mejor es el comienzo, la política joven y con ganas, luego todo se pierde en una especie de publireportaje sin muchas razones. Desde el punto de vista político, lo interesante habría sido ver la extrañeza que supone una acción política basada en principios, pero eso no se ve de ningún modo, porque todo parece que se debe al carácter un poco atrabiliario de la señora. Yo creo que las cosas no fueron así, pero no estoy en condiciones de demostrarlo, aunque me parece fuera de duda que el interés del personaje está, precisamente, en esa insólita posición de quien cree que gobernar es seguir unas razones y unos principios, más allá de conveniencias y de lo interesante que resulta ganar las siguientes elecciones. En cualquier caso, Thatcher fue un personaje tan excepcional que, a veces, la película emociona.