He estado en la presentación del nuevo libro de Alejo Vidal Quadras, cuya adquisición y lectura recomiendo vivamente a todos los optimistas. Tenía interés en saludar al autor y en celebrar lo que dice, pero he de confesar que también tenía ganas de reír, y a fe que lo he conseguido. Alejo es un tipo realmente divertido, irónico, sumamente ingenioso, una auténtica rareza en el panorama político, y, tras el rito de las presentaciones, su intervención ha sido realmente jocosa y atractiva. Hablaré de alguna de las cosas que dice, pero ahora quiero subrayar que Alejo piensa por su cuenta y piensa bien, consigue ser respetuoso y mordaz a un tiempo, cosa que parece imposible hasta conocerle, es, en suma, uno de los pocos españoles que podría dar una charla digna de TED. Es penoso que un hombre tan clarividente esté en una especie de vía muerta de la política, sobre todo teniendo en cuenta la nube de mediocres que hace brillante carrera, pero así son las cosas, y Alejo ha sabido dar siempre, además, muestra de paciencia, de resistencia y de una rara ecuanimidad, señas todas del patriotismo crítico de un catalán, hasta la médula, y de un español admirable y cabal.