Los cinéfilos, acostumbrados a haber visto muchas buenas películas, pueden llegar a creer que hacer cine sea cosa fácil. Recomiendo ver cualquier película de las que ha dirigido George Clooney para salir inmediatamente del equívoco. No bastan los buenos actores, la industria de calidad, ni siquiera un buen guión, al menos al final, como en Los Idus de marzo; no, a Clooney el buen cine se le niega de manera evidente: es enfático, elemental, previsible, cursi, progre, insoportable, en suma, aunque la seda de las buenas producciones profesionales alivien el rato. Lo que Clooney tiene por cine político es una memez pedantesca y pretenciosa, además de oportunista. ¡Con lo fácil que es no hacer una película!
Empresas tramposas
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