San José y el ¡Viva la Pepa!

Supongo que a alguien se le habrá ocurrido relacionar alguna vez dos cosas tan distintas como el carácter del santo paciente y discreto y la alegría un poco ingenua del gaditanismo político. Todo tiene que ver, pero yo subrayaría que los españoles debemos tener paciencia con nosotros mismos, de modo similar a la que imagino, que hubo de necesitar un padre que tenía poco que enseñar, cuya autoridad debió sentirse muy condicionada y que, a menudo, debió de tener dudas dolorosas sobre si sería capaz de culminar su extraordinario y poco común papel en este mundo.
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