El gobierno debe tener cuidado para evitar que sus gestos y decisiones no anulen sus propósitos, me refiero a los proclamados. Lo de la amnistía suena realmente mal, y la falta de valentía para concretar unas reformas, aunque sean en modo de promesa y de estudio, que atajen de verdad el mal del exceso de peso del Estado, y de sus excrecencias de todo nivel, amenaza con que, si no se produce un milagro económico, el gobierno pueda encontrarse en una situación muy comprometida a menos de un año de las elecciones, y por no hacer nada, más que por hacerlo mal.
Leyendo en el parque
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