Una imagen contra la que no se hace nada

La imagen que me manda mi amigo Boris Levy es el puro retrato de una situación contra la que nada se hace. Con la levísima excusa de la presunción de inocencia, todos los sistemas se apresuran a proteger a quienes, entre los suyos, son merecedores de repulsa y de sanción. Los partidos defienden a sus corruptos, que son millares; los jueces, que trabajan coordinadamente en empeorar la fama que merecen, defienden a un jefe descarado que tiene que irse a su casa cuanto antes; los legisladores no toman ninguna medida que pueda contribuir a acabar con esta lacra que desprestigia a la democracia y hunde nuestra economía; en fin, para qué seguir. 
Urge modificar la Constitución para establecer normas de mínimo cumplimiento que promuevan la democracia interna de los partidos, y es inaplazable imponer reglas de trasparencia en todo, absolutamente en todo. Siempre que algo está oculto es porque no se puede mostrar, así de simple: las cuentas de los partidos, los gastos reservados, las atenciones protocolarias. Hay que acabar con todo esto para que una ética pública exigente permita que la democracia rinda frutos de prosperidad real, no de burbujas basadas en la especulación, la mentira y la recalificación arbitraria del valor de los terrenos para que unos cuantos puedan forrarse a costa del esfuerzo ímprobo de muchos.
La wikipedia del 15M