Eso de que la historia es magistra vitae tiene muchas lecturas, no todas agradables. Los filósofos, si se me permite hablar así, hemos dedicado mucho tiempo a mostrar lo estériles que son los juicios contrafácticos, el «qué habría pasado si hubiese ocurrido lo que no ocurrió», válidos para entretenerse, pero nada más.
Respecto a España, cierta izquierda sigue sin enterarse de que la unidad nacional que ahora tenemos no es cosa de Franco sino, como poco, de Espartero, y que fue consecuencia de un pacto (el de Vergara, en 1839) que puso fin a la primera carlistada, una cosa como muy moderna. Las invocaciones historicistas de catalanistas y vasquistas son un puro invento, nada que ver con Escocia, que sí se unió voluntariamente y se está pensando qué le conviene más, sin que sea seguro que triunfe el secesionismo por razones perfectamente comprensibles, aunque tampoco sea seguro lo contrario.
Escocia podría pertenecer a la UE porque, presumiblemente, el resto del United Kingdom no se opondría, aunque ya se verá, pero dudo de que eso pudiese pasar en España, primero porque creo no triunfarían los referenda (nuestra demografía nada tiene que ver con la escocesa) y segundo porque el resto de España vetaría, está en su derecho, el ingreso de ambas unidades políticas en la UE, pero esto es, de momento, política ficción. De todas maneras es obvio que en España abundan los condes don Julián, qué se le va a hacer.
Lo que no entiendo es que el señor Elorza se remita a un criterio canadiense para decir que la fuerza… no sé qué. ¿Qué fuerza sería aplicar soluciones constitucionales? Otra cosa es que Rajoy, u otro cualquiera, no se atreva, pero ¿fuerza? espero que no llegue a usarse, porque ejemplos, nada lejanos, hay para todo. Un abrazo,