Los españoles odiamos a los EEUU, pero copiamos todo lo que produce de menor valor, tal la fiestecita en que han muerto tres chicas en la flor de la vida. Lo lamento muy de veras, pero no dejo de pensar que han sido muertes ofrecidas a un dios muy estúpido, al ruido, a la masa y al anonimato. Es terrible que tantos jóvenes no sepan hacer otras cosas, que crean que divertirse exige meterse en trampas como ese estúpido y espantoso edificio que el ayuntamiento ha levantado en la Casa de Campo, como si no tuviera otra cosa en la que gastar el dinero que nos arrebata con rara habilidad y desvergüenza. Es la herencia de Tierno, la política del buen rollo, el halago que corrompe la democracia y la convierte en un festival de caridad en el que los políticos nos otorgan el soma, a cambio de pequeñas cantidades de dinero que van a aparar a manos amigas.