Solamente el insólito privilegio sindical que consiste en suponer que se tiene siempre razón (¡Ellos tienen la culpa!) puede explicar que se haya vuelto a declarar una nueva huelga general. Los sindicatos saben bien que a los españoles nos gusta el régimen de excepción, naturalmente en beneficio propio, y pese a su indudable responsabilidad en la gestión política de Zapatero y su insensibilidad absoluta hacia los intereses reales de los españoles, se atreven a pedirnos que hagamos una huelga que no puede beneficiarles ni siquiera a ellos, tan absurdo es el planteamiento. Sin embargo tendrán cierto nivel de apoyo mayor que hace unos meses, en la Universidad por ejemplo, pero sería un inmenso fraude confundir el lógico y saludable cabreo del público con la causa sindical, aunque ellos lo intentarán, claro.