Otro mérito incuestionable de Rajoy es haber colocado al PP a punto y medio de ventaja respecto al PSOE, lanzado hacia abajo y dirigido por Rubalcaba. Los oficiosos le echarán la culpa a la crisis, cuando, en todo caso, habría que referirse a la falta de soluciones frente a la crisis, más que a la crisis misma. El estado del PP es terminal, de encefalograma plano: que en la Junta Directiva nacional, máximo órgano entre Congresos, nadie haya tenido nada que decir, muestra que, como vengo afirmando hace mucho tiempo, el PP parece el protagonista de la obra de Jardiel, los habitantes de la casa deshabitada. Como esto, con todas sus limitaciones, es una democracia, la cosa no se quedará así, empeorará, pero habrá que arreglarla.
Facebook y el barroco
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