Bárcenas es un ladrón, supuestamente, según la pudibundez al uso, que no ha robado nada a nadie. Nadie reclama el dinero sustraído y los más probables propietarios de la pasta, el PP y sus gerifaltes, niegan rotundamente tener nada que ver. Trátase, pues de un misterio, pero de un misterio que esconde una evidencia, las comisiones pagadas por empresarios expeditivos a personas que hablaban en nombre del PP. No creo que se trate de financiación ilegal, en sentido estricto: pedían para el PP pero se lo quedaban ellos, unos pocos muy escogidos y que estaban en el secreto. Con los aumentos de presupuestos fuera de control, que es el mecanismo más socorrido, ganaban todos, la empresa, el intermediario, el recipiendario, y el donante, que seguramente se quedaría con parte del incremento presupuestario. Perdíamos todos los demás, los que les votamos, y pagamos impuestos. Que Bárcenas no pudo hacer eso sólo es evidente, que lo hayan hecho todos los demás partidos es muy probable, pero lo que queda es que la Justicia es una burla y que los españoles somos una panda de tontos por consentir que se nos tome el pelo de tal modo, y a base de garantías.
Viejos teléfonos
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