España está en estado de rechifla, de rechifla de la democracia, en particular. La salida de la cárcel, en plan liberación, de grupos de criminales acreditados y sin arrepentimiento ni reinserción que valga es un ejemplo de libro de que nuestro estado es de fallo general. En el caso de los terroristas parece evidente que los gobiernos, naturalmente a nuestras espaldas, han negociado con la banda un apaño. Esto es lo que mejor hacen últimamente nuestros gobiernos, apaños, con la justicia, con la educación, con los impuestos, con lo que haga falta, todo para ir tirando, nada para hacer las cosas bien, para lograr una España de la que podamos sentirnos orgullosos. No es extraño que algunos quieran marcharse de aquí, la verdad, porque da grima sostener una farsa tan mediocre e inconsistente como la de este sistema de opereta.
Un mercado que se mueve
Un mercado que se mueve