Hoy he asistido al acto de entrega del V Premio Faes a la libertad a Enrique Krauze. Ha dicho una cosa, entre muchas y brillantes, que me parece merece comentario: que la libertad, como el aire, solo se echa de menos cuando falta. Es verdad, pero no siempre: vivimos en unas sociedades en que nadie echa de menos la libertad, aunque falte, porque se han acostumbrado a los regalos del Estado, del ogro filantrópico que dijera el gran maestro de Krauze. Ese es ahora el verdadero peligro, porque hay una positiva inadvertencia de la merma efectiva de libertades, eso creo.
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