Hoy he examinado a dos grupos de alumnos, buena gente, pero me ha llamado la atención su nivel de inseguridad, su necesidad de hacer preguntas, naturalmente sobre el examen, cuya respuesta es absolutamente obvia. Un colega me ha dicho que ese rasgo se debe a que en los Institutos les acostumbran a evaluarse de manera tan continua que tiemblan a la hora de presentarse a un examen con un temario algo más amplío que una única lección. Como toda tontería encuentra su asiento en educación, puede que sea el caso. De todas formas, yo les insisto cuanto puedo en que preocuparse por los exámenes es una manera segura de perder el tiempo, que la única preocupación razonable de un estudiante debiera ser estudiar y aprender, y que lo de los exámenes se resuelve sin problema en tal caso. Pero temo que crean que soy un peligroso iluso.
Of Clouds and Clocks
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