Los que han sido simpatizantes zapateriles son, en general, dignos de lástima, pero también hay quienes han visto en Zapatero algo valioso aunque muy mal encauzado: yo estaría entre estos, aunque para responder a la pregunta de qué ZP era el auténtico, y, por tanto, cuál es el gusto zapateril más equivocado, habría que saber más de lo que yo sé, y, en particular, conocer a ese personaje tan curioso un poco de cerca. Detrás de todo esto esta una cuestión realmente no nada fácil, a saber, ¿qué puede ser la izquierda a estas alturas? Zapatero escogió una vía fácil, aunque con algún que otro zig-zag. En años de prosperidad, fue una especie de izquierda a la americana sólo que imbuido de la curiosa tradición específicamente anti-española de la izquierda de por aquí. Cuando la prosperidad, aparente o real que eso es metafísica y no de la mejor, se vino abajo, el zapaterismo dejó de poder dar dádivas y se quedó en nada.
Podemos es otro intento de reinventar la izquierda, y puede que sus efectos no sean del todo malos, aunque la fórmula es archi-primitiva, es un paso atrás respecto a Zapatero que fue su profeta. ¿Y qué será Sánchez si consigue no ser nada? Muchas preguntas que nadie se hace y por eso la izquierda tiende a ser mayoritaria: es una solución sin problemas, flatus vocis que enamora en un país indolente y, en el fondo, bastante escéptico que, además nunca acaba de escarmentar.
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