Me preguntan por VOX

Algunos amigos me preguntan por VOX, bien porque saben que he dejado el partido que contribuí a crear, bien por no saberlo. Como es lógico, pues mi pluma está detrás de muchas de las líneas del manifiesto de VOX, sigo pensando que la primera intención de los fundadores del partido fue la correcta, pero la política no es nunca únicamente lo que unos, pocos o muchos, quieren, sino, en las democracias,  lo que los electores deciden, y, aunque por muy pocos votos, los electores decidieron en las pasadas europeas que VOX no alcanzase un escaño. La consecuencia es que VOX se vio en un mal trance, amenazado de expulsión del campo, y, por razones que no vienen al caso, pero que forman parte siempre de la letra pequeña de la política, de la que nadie puede prescindir, la nueva dirección del partido no parece haber entendido qué había que hacer con un proyecto que entró en dificultades y con el que había que ser muy delicado si se quería llegar a buen puerto. Tras meses fuera de la dirección, de la que me fui tratando de dejar las cosas lo más tranquilas posibles, el hecho es que la línea que VOX ha escogido no parece estar teniendo éxito y, antes de que eso se confirmase, como ha ocurrido en las elecciones andaluzas en que VOX alcanzó a retener sólo un tercio del voto de las europeas, me di de baja discretamente del partido sin que nadie parezca haberlo lamentado en exceso, lo que siempre es un consuelo. He recuperado, pues, mi libertad política y sigo pensando que VOX pudo ser una gran idea pero que, a la mala fortuna inicial ha añadido errores políticos innecesarios que lo alejan mucho de lo que siempre pensé que debiera ser. Esto es todo.
Google bajo sospecha