Bueno, no ha sido un mutis, pero ha tratado de disfrazarlo como si lo fuera, incluso con grandes palabras finales, pero la realidad es que lo han echado del colegio. En lo que conserve de mutis, tras las ocho horas de despectiva sobremesa, lo peor es que amenaza con ser incompleto. Dimitir habría sido mucho mejor para su partido, pero Rajoy y sus cuates han sido unos solipsistas políticos de tomo y lomo, han creído que el partido eran ellos y muchos, cobardemente, lo han consentido, La gran duda es si va a quedar alguien en la derecha capaz de abrir las ventanas, pedir sinceras disculpas a sus electores («no hemos hecho lo que esperabais, nos hemos limitado a parecer que lo hacíamos»), cambiar las reglas de juego y empezar de nuevo a hacer política, con humildad, sin miedo y con confianza en lo que se defiende.