La víctima de todos

Una de nuestras más reconocidas especialidades es la disipación de las responsabilidades, su reparto hasta que ya pueda decirse que no ha pasado nada que no tenga que pasar. Esta regla torpe e hipócrita admite una excepción en el caso de que pueda haber un responsable débil, un chivo expiatorio, un maquinista. Para los editoriales de los periódicos que siempre tienen explicación para todo, empezando por lo malo que es Bárcenas, es evidente que el maquinista del Alvia es un depravado, un tipo que presume de ir deprisa, así que para qué vamos  a pensar en Bárcenas, en las comisiones, en las prisas electorales, en la chapuza nacional: duro con él hasta que se aprenda el catecismo.
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