El descarrilamiento de Santiago

Acabo de firmar una petición de investigación sobre el descarrilamiento del AVE Madrid Coruña a la entrada de Santiago. Creo que es una vergüenza que se pretenda saldar con un error humano. Es un oprobio que se haya armado la que se armó cuando el Prestige, aguas internacionales, barco extranjero, ningún muerto, y que ahora la opinión pública se contenté con cargar sobre las espaldas del maquinista unos centenares de cadáveres.  Dice muy poco de nuestra democracia y muchos sobre lo que controlan los partidos, a nuestras espaldas, no en nuestro interés. Por cierto, ¿el tren tenía todas las homologaciones que exige la ley en regla?
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Las comparecencias

El Congreso ha vuelto a ser puro teatro, del malo. Las comparecencias de los gerifaltes ferroviarios han sido una mezcla del libro gordo de Petete y del Pío Pío que yo no he sido, aunque han servido para aclarar que lo primero que hicieron al enterarse del accidente fue preocuparse por las víctimas, lo que dará lugar, sin duda, a una historia de gratitud interminable por parte de ellas y de todos nosotros. Lo de la Ministra será apoteósico, visto lo visto. Un ambiente de tongo solo roto por chapuceras intervenciones de los que no están en el tinglado, pero estudian poco y no se enteran de nada, Los españoles podríamos intentar algo intermedio entre la algarabía contestataria del Prestige, sin un muerto que yo sepa, y el homenaje silencioso y solidario a las víctimas un accidente del que nadie es responsable, salvo un pobre maquinista que pasaba por allí, aunque tampoco en su mejor momento. España está acostumbrada a comer basura y resistirá también esta ración, un buen entremés para volver a lo de Bárcenas con el estómago preparado.

Contra el caos, si se pudiera

El intermitente del AVE

Algunas noticias sobre el accidente ferroviario se dan como si los trenes se condujesen igual que los vehículos de carretera. Es increíble, por ejemplo que se haya dado como noticia que alguien le diga al maquinista que entre por la vía 2, como si el maquinista pudiese escoger, cambiar de vía… y olvidarse de poner el intermitente. Todo ello está sirviendo muy bien para ocultar tres asuntos realmente decisivos: cuál fue el fallo desencadenante, no el maquinista ni la mera velocidad, si los sistemas de seguridad son los adecuados, y si es lógico que este tipo de tren, una especie de todoterreno del ferrocarril, pueda circular con tamañas velocidades y carencias, porque, al parecer, no llevan el sistema de seguridad de la alta velocidad, pese a poder alcanzar los 250 km. hora. 

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La víctima de todos

Una de nuestras más reconocidas especialidades es la disipación de las responsabilidades, su reparto hasta que ya pueda decirse que no ha pasado nada que no tenga que pasar. Esta regla torpe e hipócrita admite una excepción en el caso de que pueda haber un responsable débil, un chivo expiatorio, un maquinista. Para los editoriales de los periódicos que siempre tienen explicación para todo, empezando por lo malo que es Bárcenas, es evidente que el maquinista del Alvia es un depravado, un tipo que presume de ir deprisa, así que para qué vamos  a pensar en Bárcenas, en las comisiones, en las prisas electorales, en la chapuza nacional: duro con él hasta que se aprenda el catecismo.
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