Un día de gloria

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El rescate de los mineros chilenos de su encierro a más de 700 metros de profundidad ha sido una de esas noticias que, con razón, han conmovido al mundo. Se dice que más de 1000 millones de personas del mundo entero han presenciado en directo el rescate, lo que supone casi un 20% más de espectadores que, por ejemplo, la última final del campeonato mundial de fútbol.
Es raro que haya noticias tan positivas y conmovedoras como las que se refieren a esta peripecia minera. Cuando las hay, el público las compra sin duda, harto de las desgracias, las traiciones y las disputas habituales.
Los chilenos han dado un ejemplo al mundo y, al hacerlo, han mejorado de manera considerable su imagen colectiva y, por ello, sus posibilidades en un entorno cada vez más competitivo y cercano. Los líderes chilenos han sabido ver el potencial positivo que tendría la hazaña y no han tenido miedo al fracaso, una posibilidad que siempre ha estado ahí, amenazando.
Todos debemos felicitarnos por este éxito colectivo y debiéramos aprender alguna de sus lecciones, entre otras, desde luego, el que no sea de recibo que los mineros sigan trabajando en condiciones de tantísimo riesgo, porque siempre vale más prevenir que curar.

Deporte y política

No cabe duda de que los éxitos de los deportistas españoles llaman la atención, y que eso nos lleva a preguntarnos: ¿qué hay detrás de ello? Lizawetsky anda dando a entender que él tiene que ver en eso y habrá que disculparle porque la vanidad es tentación asaz común, especialmente cuando no hay motivo real. Creo que deberíamos descartar factores políticos porque es precisamente el fracaso político, y me refiero, sobre todo, a la ruina económica, el disparate institucional, el egoísmo más cateto, el corporativismo, y a la incultura política, lo que más contrasta con el éxito deportivo.
Lo que ha ocurrido es que distintos grupos de personas se han puesto a trabajar olvidándose de pedir el maná y fiándolo todo a su esfuerzo, a su imaginación, a sus ganas de competir y de tener éxito… y los resultados han ido acompañando. En el orden económico hay unas cuantas empresas que han hecho algo parecido, pero la mayoría del país sigue esperando que alguien le arregle sus problemas, una subvención, un apoyito del gobierno… y por ahí no se va a ninguna parte. El deporte es una buena imagen de lo que habría que hacer: salir fuera, competir, seleccionar a los mejores, no rendirse, ser ambiciosos, lo contrario de echarse la siesta, culpar a los demás de la propia mediocridad y protestar.