Nos espera un año 2012 que amenaza con ser terrible, pero la mayor incógnita tal vez sea cuánto han de tardar los responsables principales del desaguisado monumental en que se ha convertido este país en echarle la culpa, sin mayores remilgos, al nuevo gobierno. Se admiten apuestas, y verán cómo no valen ninguna clase de disculpas. Sé de lo que hablo, porque ayer me encontré con uno de esos personajes y ya estaba tomándose a broma que Rajoy no hubiese conseguido arreglar la crisis.
La televisión educativa, por fin
La televisión educativa, por fin