Cunde el desconcierto al enjuiciar En tierra hostil la película de Bigelow que se ha llevado una buena colección de premios en la gala de los Oscar. Vivimos tiempos duros y las almas simples sufren con estas contradicciones. Resulta que muchas noticias afirmaban que la película era antibelicista, como debe ser. Sin embargo, la directora dedicó el film a los soldados americanos, y, algo después a los soldados en general, lo que no resulta todo lo antibelicista que convendría, de manera que estábamos ante una cuestión moralmente muy peliaguda: imaginen el papelón que se puede hacer en una reunión con gente de criterio si se hace una alabanza de la película porque te ha gustado, y resultase que la película sea belicista, aunque muchos no hayan caído en la cuenta. Tremendo, oiga. Finalmente se ha sabido que los soldados en Irak consideraban que la cinta era poco realista y bastante fantasiosa, además de insustancial. Imaginen a nuestras almas bellas procesando todo este cúmulo de noticias tan difícilmente armonizables.
Pero como, a Dios gracias, la santa iglesia de la progresía tiene abundantes y piadosos doctores, pues Fernando Trueba ha dejado las cosas muy claras. La película es belicista y gravemente peligrosa para las almas sensibles, los pacifistas y las gentes de buen talante. Así que ya saben, no se den por no informados: no la vean si no quieren incurrir en grave falta. Espero que pronto nos digan lo que tenemos que hacer los que la hemos visto ya, y si habrá solución para los que hayamos podido hacer propaganda de ella antes de que se conociese la sanción moral correcta. Supongo que habrá margen para el arrepentimiento y que se nos retirarán las sanciones si, por ejemplo, hacemos algún elogio de Bosé, de Willy Toledo, de Trueba o de la SGAE. De cualquier manera, más vale tarde que nunca. Es lo que tiene el cine, que te engaña, es un invento del demonio.