Conducir por tí

Veo en el Washington Post que algunos padres en los EEEU están instalando cámaras en los coches de sus hijos para poder controlarlos en el caso del que el coche haga algo raro, acelerar bruscamente, girar más deprisa de lo debido etc. La aplicación puede ser sorprendente, pero el uso parece un poco espantoso. 
El amor filial, como todos los amores si se desmiden, puede producir sus monstruos. El afán de control de lo ajeno es siempre un poco patológico, aunque ese ajeno sea nada menos que carne de nuestra carne. Yo recuerdo con inmensa gratitud la libertad que supieron darme mis padres en un momento en el que la libertad estaba escasamente de moda. A mi manera, he procurado hacer lo mismo, pero podría resultar que eso fuese una irresponsabilidad. No lo creo. Me temo, más bien, que las posibilidades que nos brinda la tecnología se pervierten cuando en lugar de servir para hacer el mundo más interesante y nuestro conocimiento más ágil y sencillo se convierten en garlitos, en trampas. Desgraciadamente hay situaciones en que los controles parecen necesarios, pero nada hay más absurdo que el exceso en estas materias. Aunque sea con los mejores propósitos.

Fronteras

De viaje por los EEUU he tenido que soportar, como todo el mundo, los tramites de seguridad en las fronteras. A mi me han parecido mas suaves que la ultima vez que anduve por estas tierras, pero se ve que todo el mundo no opina igual. Ayer almorcé con un matrimonio de españoles que acababan de llegar y que echaban pestes del sistema. Era un poco, eso me parecía a mí, lo de Juan de Mairena: un discurso contra los banquetes que, en realidad, era un discurso contra la humanidad a propósito de los banquetes. Tuve que recordar cómo se las gastan en otros lugares, pero el antiamericanismo es una ceguera selectiva muy precisa. Lo curioso del caso es que salió a relucir también otro argumento notable, a saber, la idea de que estas medidas tampoco evitan los atentados que se suponen deberían evitar. Al parecer, poner trabas para que no pasen por la frontera ni ciertas cosas ni ciertas personas no sirve para nada. Me pareció que sería inoportuno preguntar, por ejemplo, si piensan realmente que una política de apertura sin control alguno no traería mayores riesgos para ls americanos, pero ahora más en frío creo que es la pregunta que hay que hacer. Temo cuál sería su respuesta: «ellos empezaron primero», de manera que no acabo de saber si les molestaban los controles o la escasez de atentados. El café no me animó a seguir haciendo apología de los USA, qué se le va a hacer.