El ayuntamiento de Gijón, que es casi el de mi pueblo, aunque yo soy un carballón, como nos llaman en Gijón a los de Oviedo, ha batido un nuevo record en eso de salirse de sus funciones, cosa que no es fácil tratándose de ayuntamientos españoles, tan expansivos de suyo.
Un autodenominado Consejo municipal de Cooperación y Solidaridad Internacional por la Universalidad de los Derechos Humanos del ayuntamiento gijonés se ha sentido en la obligación de salir en defensa de las opiniones de Willy Toledo al que consideran se le ha montado una campaña por sus ambles afirmaciones sobre los presos políticos cubanos y sobre la muerte de Zapata. Es curioso que alguien se queje de que sus opiniones sean puestas en cuestión, algo que es esencial a lo que entendemos por democracia. Estoy seguro de que los simpatizantes de Castro y de Toledo preferirían un sistema a lo Gramma, pero de momento aquí tendrán que aguantar que se les lleve la contraria.
No se crea que los gijoneses hablan a humo de pajas, porque son unos tipos muy reflexivos y estiman que “es en las cuestiones pequeñas, las del día a día, donde se revela el estado de salud de una democracia que no necesita guardianes frente a otras opiniones políticas o ideológicas tan dignas como cualesquier otra”, es decir que en Cuba se está muy bien, mientras que aquí se hacen barbaridades siempre que no se les hace caso.
Ya puestos, han aprovechado para manifestar su indomable voluntad de mantener “su firme compromiso de defensa de los derechos humanos en cualquier parte del mundo indistintamente del color político de los gobiernos”, lo que ha de ser entendido de forma orwelliana, esto es sin meterse con los Castro.
Willy Toledo ha tenido la honradez de reconocer que se equivocó, aunque haya mantenido el fondo de sus opiniones, porque es un firme partidario de que el paraíso se parece más a la cárcel que es Cuba que a lo que otros imaginamos, pero las miopía y el cuajo de los maestros Ciruela, que sin saber sumar han puesto escuela, decididos a ser la conciencia universal de los derechos humanos a cargo del contribuyente gijonés es de juzgado de guardia.