Bárcenas

Dado el nivel de confusión entre el plano político y el plano penal no es fácil decir si el caso Bárcenas entra en fase final o está apunto de comenzar, aunque también puede que no sea ni lo uno ni lo otro. En cualquier caso, se trata de un caso en el que es fácil comprobar la amplitud de las tragaderas del respetable, o, dicho de otra manera, el tamaño de la hipocresía tolerable, que tiende a crecer.
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La Gaceta se apunta un tanto al conseguir unas declaraciones de Bárcenas, un malo de película. Dice el presunto que no sabe de qué se le acusa, cosa que suena a disculpa, pero que no deja de tener sus bemoles. Siempre he sospechado que todo este asunto acabará en nada, que los jueces harán un pan como unas tortas porque no se podré probar nada, no porque no haya nada, que lo hay, sino porque la Justicia funciona como funciona. Quedan advertidos. Cuando se evalúen los daños del episodio, alguien del PP dirá, como Bárcenas, que no sabe de lo que se les acusa, seguramente creerá que dice la verdad, y habrá quienes se empeñen en demostrarlo, porque los jueces ya hayan dicho la última palabra. 

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