El verano de Rubalcaba


Hay un cierto consenso entre los economistas sobre la posibilidad de que al PSOE le convenga que las elecciones generales sean en noviembre, dado que hay razones para suponer una cierta mejora económica, a consecuencia del buen comportamiento del turismo, que ya se puede predecir con algún rigor debido, por ejemplo, al número de slots ya solicitados por las compañías aéreas, del mismo modo que se supone que los datos posteriores, de enero a marzo van a ser peores. Es muy difícil que las elecciones se convoquen antes, y hay muy poco margen para hacerlo después, de manera que es muy probable que esa sea la fecha, así que, de no pasar cosas peores, que nadie está en condiciones de descartar, acabaremos el año con un nuevo gobierno.
Ante el desastroso resultado del PSOE, apenas cabe duda de que la victoria vaya a ser del PP, pero sería muy ingenuo el que pensase que Rubalcaba se va a limitar a administrar los tiempos para que el PP pueda ver con comodidad cómo pasa su atlético cadáver por delante del balcón de Génova. No tiene un gran margen, pero hay varias cosas que puede hacer y que, sin duda, hará. Descarto, para empezar, que una de las cosas que haga sea atizar, de manera directa o indirecta, el movimiento de acampadas, porque me parece que ese escenario no le sería favorable de ninguna manera, de modo que ahí pudiera tener un problema que quizá le tiente a la idea de dejar el Ministerio cuando lo tenga todo un poco más atado que ahora mismo.
¿Qué puede hacer Rubalcaba? Me parece que se centrará en dos cosas, en distanciarse, de hecho, es decir, con imágenes y no con razones, de ZP, siempre de manera educada y prudente, y en tratar que el PP cometa algún error de bulto de los varios que tiene a su disposición, depende a quién se pregunte.
Los excelentes resultados del PP muestran algunas líneas de fractura, precisamente por ser del PP. Me refiero a que el PP, fuera de lo que comienzan a ser sus feudos, tiene una historia de resultados bastante discontinuos. Para fijarnos solo en los resultados de las generales, el PP ganó por poco en el 96, sacó la mayoría absoluta en el 2000 y perdió las elecciones con ZP en el 2004. Se mantuvo en 2008, pero ZP se las arregló para mantenerse mejor, y así estamos. Lo que quiero decir es que lo que Rubalcaba necesita es que los electores socialistas que han castigado a ZP vuelvan a confiar en él, precisamente porque siendo un cadáver insepulto del felipismo ha  sido capaz de librarnos de ZP, lo que será su mensaje subliminal, su proyecto. Pero no le bastará con eso, porque cualquier intento de formar gobierno con el apoyo de las minorías nacionalistas, siempre dispuestas a diferenciarse del resto de los españoles a base de apoyar a quien más pueda perjudicarnos con sus concesiones, tiene que partir de lograr, al menos, un escaño más que el PP para que, siguiendo la tradición constitucional, el Rey le encomiende la formación de gobierno. Trabajo fino, por tanto, el que le espera a Rubalcaba y riesgo alto de error en los estrategas de las plantas altas de la calle de Génova. ¿Cabe una victoria de este tipo? Me parece que no, pero la buena noticia para Rubalcaba es que todo lo que sea acercarse a ella hace presagiar un gobierno corto del PP, en el que ahora sí, las movilizaciones para crear una situación explosiva podrán jugar un papel determinante. No hay que olvidar que en el PSOE abundan los que creen que una victoria del PP es una anomalía, y que vale todo con tal de evitar a la sociedad española esa clase de episodios.
La abultada derrota reciente del PSOE puede hacer olvidar a algunos que la izquierda sigue gozando de una cierta supremacía ideológica y moral, muy bien apoyada por los medios de la cultura y de comunicación. Es cierto que esa supuesta superioridad moral está cada vez más contestada, pero para que vean que no hablo por hablar, bastará que consideren el hecho de que cuando a la gente se le calienta el ánimo por una situación desastrosa no corre a echarle la culpa al gobierno, sino al sistema. ¿Quién cree que esto habría sido así de ser un gobierno del PP el que creara y mantuviese un paro juvenil del 45%?
Existe un acuerdo general en que el PP va a mantener la estrategia que le ha conducido a los resultados del día 22. No me atrevo a sugerir que eso se pueda considerar un error grave, aunque lo que sí creo es que el PP vive un poco de prestado cuando juega a no explicar lo que hará, y sí lo que piensa conseguir; de esa manera, treinta y tantos años después de la transición, y con señales inequívocas de cansancio y de hartazgo en muchos sectores bastante diferenciados, el PP puede salir triunfante en el corto plazo, pero se puede estar condenando a la esterilidad política en un plano un poco más hondo. Lo entendería, aunque sólo en parte, si se pudiera suponer que hay una especie de pacto de caballeros que respetará siempre la alternancia, pero ¿es prudente creer tal cosa con un rival como Rubalcaba?
Publicado en El Confidencial