Un nombre, como mínimo, inapropiado

La UNESCO, una de esas organizaciones que dormitan en torno a la piadosa idea de que las naciones del mundo se unen para hacer el bien, ha anunciado que va a lanzar una Biblioteca Mundial, o algo así. Es una noticia sensacional, pero no es nada más que eso. Ni la UNESCO ni nadie puede pretender una cosa tan tonta. Ese es también el fallo de Europeana. En estos tiempos nadie tiene que garantizarnos la universalidad, ni nadie tiene legitimidad para empeñarse en representarnos (¿Europeana?, digamos que apenas Gallica), de manera que lo que hay que hacer es casi lo contrario: muchas y muy buenas bibliotecas digitales particulares, especializadas, locales, sectoriales, que se conecten, que se puedan hablar y escuchar entre ellas. Lo que hace falta es que las instituciones más cercanas al público, desde organizaciones civiles hasta los Estados, empeñen sus esfuerzos para que el patrimonio documental que atesoran pueda estar disponible en la red.

Por esta vía, sí estaremos pronto en condiciones de disponer de casi todo, de mucho más de lo que podamos imaginar o abarcar. La idea de universalidad es excelente cuando lo que designa es que no hay ni selección, ni negativa, pero representa un grave peligro si lo que se hace, so propósito de redimir a culturas injustamente preteridas, es  establecer nuevos cánones y cosas parecidas. Por lo demás, este tipo de grandes instituciones pueden seguir  haciendo tranquilamente  todo lo que han hecho por la nueva cultura digital, es decir, nada.

 [publicado en adiosgutenberg.com]

Europeana se despide a la francesa

La inauguración de Europeana ha sido un éxito, aunque no un éxito indescriptible. Ha tenido que cerrar por exceso de demanda. Qué pena. Con lo bien pensado que estaba todo y el público insolente lo ha echado abajo con sus prisas y sus malas maneras. Yo me malicio que la culpa ha sido de los españoles que han acudido presurosos a compensar con su presencia la escasez de documentos hispanos. En Francia seguro que ni se han molestado en entrar porque como tienen casi un sesenta por ciento del total (han pecado, como suelen, de modestos calculando el porcentaje) ya tendrán tiempo de recrearse con sus clásicos.

Bien pensado, quizá la causa esté en que se ha inaugurado Europeana sin el Quaero, ese buscador que iba a dejar al anglosajón y perverso Google en mantillas. Este tipo de renuncias son muy dolorosas para la cultura europea y además traen estos desajustes.  A ver si aprenden los funcionarios galos a hacer las cosas con más calma y con el salero, la amabilidad y la amplitud de miras por los que son universalmente envidiados. Además, ya de paso, cuando funcione bien que la llamen con un nombre con más esprit porque esto de Europeana suena raro, la verdad.

En cualquier caso, gran día para los defensores de la cultura y los debeladores del mercado. Seguro que la lectura de estos documentos no tiene la clase de problemas (verticalidad y esas cosas) que afecta a los documentos de redes privadas y mercantiles. Y sin publicidad y con cargo a los impuestos, es decir, gratis: ¿se puede pedir más?