Más sobre Guti y Raúl

Algunas personas cercanas me han reprochado cierta frialdad, e incluso injusticia, en mi comentario de ayer sobre el mismo tema; puede que tengan razón, pero creo que, sobre todo, por contraste con la excesiva tendencia al ditirambo y la exageración que es corriente entre quienes más hablan de estos temas.
Seguramente me equivoque al afirmar que Guti apenas había hecho nada tras la salida de Del Bosque, porque la verdad es que hizo algunos partidos magníficos, y algunas jugadas realmente memorables, en varios de los dramáticos partidos con los que se ganó la liga de Capello, la primera temporada de Ramón Calderón como presidente. No cabe duda que es un jugador dotado de una técnica portentosa, pero, para su desgracia, y la del madridismo, su peculiar manera de entender la vida y el fútbol no le han permitido cuajar en lo que hubiera podido ser.
El caso de Raúl es muy distinto, como dije, y nadie puede dudar de que sus primeros años en el Real Madrid fueron portentosos. Para que no queden dudas, suscribiré lo que dijo de él alguien que sabe de esto, nada menos que Alex Ferguson: “Real buys these big players like Figo, Zidane and Ronaldo, […] But the best player in the world has been there all along. He is Raúl.” Uno de los grandes, sin duda, pero el hecho es que llevaba ya unas cuantas temporadas rindiendo muy por debajo del nivel que le hizo ser el mejor. No ha tenido suerte con algunos premios, pero, pese a eso, su palmarés es envidiable. Para mí, su último gran gol fue un cabezazo contra en el Barcelona en el Bernabeu, otra vez el año de Capello, que fue especialmente emotivo, pero ya entonces era una sombra de sí mismo, y aunque comprenda sus motivos, prefiero no verle jugar de manera disminuida. Hay oficios que no aguantan 16 años a un gran nivel, y el fútbol es, sin duda, uno de ellos.
Como el fútbol está hecho de la materia con la que se tejen los sueños y las leyendas, ambos vivirán mucho más que nosotros, y su recuerdo será más glorioso a medida que pasen los años.

Raúl se va y se ha ido Guti

Creo que la marcha de estos dos jugadores es el último favor que le prestan a su antiguo equipo, porque ellos, supongo que a su pesar, han personificado las dificultades de renovación del Madrid de los últimos años. Son dos jugadores distintos, muy distintos, pero su función en el Madrid de los últimos cinco años ha sido muy similar.
Raúl es un gran jugador, pero hace tiempo que perdió la calidad necesaria para jugar en el Real Madrid y, aunque tarde, hay que celebrar que se vaya de buenas maneras. Guti dejó de ser útil de verdad, al menos, desde que se fue, es un decir, Del Bosque. Su calidad es indudable y si hubiese tenido la moral de Raúl pudiera haber sido el mejor jugador de todos los tiempos; por supuesto que lo mismo podría decirse de Raúl, si hubiese tenido la calidad de Guti, pero estas cosas no suelen pasar.
El mundo del fútbol es un mundo muy especial en el que conviven, eso sí, malamente, los valores más sentimentales, y el mercantilismo más atroz. No sé lo que se habrá llevado cada uno por marcharse de buena manera, aunque sospecho que no se hayan ido gratis, como se dijo que se fue Zidane. No estoy para juzgar a nadie, ni siquiera de madridismo, una asignatura en la que me siento tan doctor como el que más, pero no me gustará oír en el futuro protestas de amor al Club si la liquidación se ha hecho como imagino, aunque se arguya que el Club ha ahorrado dinero, faltaría más. Que ambos tuvieran contratos como los que tienen es un síntoma inequívoco de la demagogia con que se gobiernan los clubes que se supone son de los socios, una de las mentiras más graciosas de las muchas que circulan en este deporte.

Una decepción apresurada

El disgusto por la derrota de la selección española de fútbol ante Suiza es lógico, pero no debería hacernos perder el mínimo de objetividad que es necesario en todo asunto técnico, y el fútbol lo es.
Lo primero que hay que anotar es que se ha tratado de una derrota imprevisible y merecida, aunque, una vez dicho esto, hay que averiguar de manera más precisa lo que ha fallado sin cargar la mano en la mala suerte, es poco serio.
Casi todos los protagonistas cometieron algunos pequeños errores, pero el fútbol es una máquina de magnificar descuidos. Los que me preocupan más son los que tienen que ver con el entrenador porque fueron los más graves, a mi modo de ver, tanto en el planteamiento como en la reacción ante la tardanza del resultado y, luego, ante la adversidad. Claro es que esto se puede decir acabado el partido y que, como bien pudiera haber acabado de otro modo, hay que decirlo con cuidado y respeto.
Me temo, sin embargo, que Del Bosque sea un personaje afable y dotado de diversas virtudes, muy útiles para el cargo, pero que no posea en gran abundancia el verdadero capital de un buen entrenador, a saber, la capacidad de añadir algo, en estrategia, en táctica, en picardía, al fútbol que practican sus pupilos. Es muy pronto para decirlo y nada desearía más que estar equivocado. Nuestros jugadores son buenos, aunque unos más que otros, pero no sé si sabremos acertar con el equipo adecuado y con la actitud conveniente, aunque queda vida por delante para comprobarlo.

Una lección

El señor Mourinho ha dado ayer una lección, de fútbol, por supuesto, pero una lección que vale para algo más que para ganar partidos. Tal vez me equivoque, pero me parece que lo que hace Mourinho es lo siguiente:

1. 1. Adaptarse a lo que tiene

2. 2. Simplificar los objetivos: ir a ganar

3. 3. Mejorar el rendimiento de su equipo con ideas originales, pero sujetas a los principios 1 y 2

4. 4. Convencer a sus jugadores de que eso es lo que hay que hacer, y tratarlos con rigor y afecto

Como es fácil de ver, se trata de un vademécum que también podría aplicarse a la política, por ejemplo.

El resultado es que ha ganado cuatro títulos en dos años con una plantilla que no envidiarían ninguno de los grandes equipos españoles, que ha conseguido el triplete con el Inter, eso que hizo el Barça el año pasado y que parecía imposible, y que ha ganado dos copas de Europa con equipos que no eran claros favoritos.

Ahora parece que podría venir al Real Madrid. La pregunta es si le van a dejar hacer lo que sabe hacer, o si le tenderán trampas escasamente sutiles. Es posible que el Real Madrid quiera seguir viviendo de la retórica valdanesca, de la inflación florentiniana, del poder de la marca: en ese caso Mourinho no podrá hacer nada y acabará, más o menos, como el segundo Camacho, pero dudo que se deje.

El fútbol profesional es pasto de memeces, pero también la ciencia sufre de esa plaga, por ejemplo; quiero decir que, más allá de las bobadas que se oyen a hora y a deshora, el fútbol profesional es una realidad muy compleja y que hay quien sabe entenderla y manejarla, y quienes no. Mourinho, como Capello, por ejemplo, sabe de esto, y si le dejan trabajar con una plantilla, mejorable pero excelente, como la del Real Madrid, llegará lejos. Al tiempo.