Los riesgos de una actuación

Independientemente de los riesgos nacionales, es decir, para todos, que el gobierno asume al afrontar la situación como lo hace, amenazas que son graves, difíciles de evitar y muy inmediatas, existen gravísimos peligros para el futuro político del PP, porque la coincidencia del liderazgo del partido y del gobierno no es ni casual ni disimulable; se trata de contingencias que no se deberán, únicamente, a que el PP vaya, como seguramente lo hará, a hundirse electoralmente, porque, más bien al contrario, serán la causa de que se hunda de manera tal vez irremisible. En mi opinión, el mayor riesgo del PP, que en cualquier caso me preocupa menos que el de la Nación en su conjunto, porque además me importa, precisamente, en la medida en que afecta al destino colectivo, consiste en que el partido tiende a aparecer como una fuerza  absolutamente desprovista de cualquier identidad política, como una mera disculpa para que algunos puedan nombrar altos cargos. Se trata de la derivada última de todo un modo tecnocrático de concebir la política como mera gestión administrativa, porque ni siquiera hay ideas económicas detrás de la orgía de recortes que el Gobierno administra de modo tan improvisado como arbitrista. En realidad, podría negarse que hayan sido necesarios los partidos para que pase lo que está pasando, aunque, en verdad, ha podido ocurrir por la deliberada intención de reducir los partidos a comparsas de las minorías que han llegado a controlarlos, un verdadero fraude a la democracia y a sus posibilidades, y así nos va.

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