José Antonio Millán llama la atención sobre el principio de neutralidad de la red que implica el que los portadores de señal no interfieran ni controlen los contenidos que transportan. Ese principio se pondría en riesgo si se consintiera a las empresas de telecomunicación, por ejemplo a Telefónica, que pudiesen cobrar a Google por indexar los contenidos de las páginas web que las telecos sostienen y por las que cobran sus dineritos. Es lógico que las telecos se preocupen por sus ingresos, pero no veo razonable esta pretensión, puesto que ya cobran a Google, como a cualquiera, por el uso de sus infraestructuras y, además, gracias al trabajo de los buscadores se genera un enorme tráfico de millones de personas que también les pagan sus servicios.
En este mundo todo cambia muy deprisa y no hay que preocuparse porque puedan cambiar las formas de obtener ingresos de los distintos actores, pero las telefónicas, que ven cómo ha bajado el consumo de telefonía clásica y, a medio plazo, se temen lo propio con la telefonía móvil no debieran perder los papeles y tratar de cobrar dos veces por el trabajo de los demás. Espero que no salgan adelante este tipo de iniciativas, porque el futuro de la red y los beneficios que todos hemos sacado de ella estarían realmente en peligro.