Entre unos miles y más del millón

En la manifestación contra la sentencia del Tribunal Constitucional hubo mucha gente, desde luego, pero temo que la óptica catalana, en este punto tan española como cualquiera, sea levemente tendente a la hipérbole. Al fin y al cabo una manifestación es siempre algo en sí mismo exagerado: para precisiones ya están las urnas.
Dicen los nacionalistas que en el futuro ya nada será lo mismo, que es, de nuevo, un “entre 50.000 y más del millón”, algo levemente inconcreto. Los demócratas españoles tenemos que impulsar una contabilidad sensiblemente más precisa, y eso se debería llamar, me parece, algo así como ley de claridad. Hay que establecer condiciones claras para que la independencia de los catalanes, y de los vascos, sea posible sin ser una permanente amenaza que nunca se concreta. Creo que sería la manera más efectiva de acabar con el matonismo nacionalista. Naturalmente, al tiempo, hay que establecer un marco estable para los temas conflictivos, la lengua y el dinero, por resumir. Pero ahí no puede ser que unos se impongan y otros aguantemos: de nuevo hay que aplicar terapias de claridad y de enfriamiento. Y, por último, cesar en las campañas puramente reactivas que sólo sirven para alimentar aquello que rechazamos. Como en el matrimonio: números claros y buenas maneras.