La presidenta de la Comunidad de Madrid se dispone a declarar hábiles a efectos comerciales todos los horarios que le vengan bien al establecimiento respectivo, incluidas fiestas y cualesquiera horas de las 24 que dispone el día. Me parece un acierto, una decisión valiente y un adelanto indiscutible en favor de los consumidores, que somos la mayoría. Los horarios rígidos no dejan de ser una sindicación de intereses de los comerciantes, protegidos por la administración, siempre atenta a llevarse bien con los mejor organizados, y en contra de los intereses del público, mayoritario pero inerme y desorganizado. Ya era hora de acabar con esto. Ahora se crearán nuevas oportunidades de empleo, habrá menos atascos y nuevas formas de competencia, lo que es magnífico; al que no le convenga abrir, no abrirá, pero no podrá impedir que otros lo hagan y contribuyan a dinamizar la competencia, que falta hace.