Había tenido la oportunidad de almorzar en un par de ocasiones con Luis Bárcenas y algunos amigos comunes antes de que se viese salpicado por el maloliente Gürtel. Cuando su nombre saltó a la primera página con motivo del sumario, mi intuición me decía, y parece que no me equivocaba, que en el caso del tesorero del PP se trataba de una extensión torticera de las investigaciones, de una mala faena policial del todopoderoso Rubalcaba, con la ayuda del muy probo Garzón, y con miras a implicar al PP y poder equipararlo con el PSOE de Filesa y mil chanchullos más, pero todavía hay diferencias, me parece a mí. A través de sus amigos fui conociendo su versión del caso que me parecía sumamente verosímil, porque siempre pensé que era un caballero. Ahora la Justicia, tal y como imaginaba, le ha restituido en su honorabilidad, pero no podrá olvidar nunca las dentelladas que le dieron los bienpensantes de la prensa, esos que se comen la presunción de inocencia siempre que afecte a uno de enfrente, y, por omisión, muchos de los que podían considerarse sus amigos. Aunque no pude hacer nada por él, al menos mantuve siempre la versión de sus amigos, de los que le conocían bien y sabían de su inocencia respecto a imputaciones tan artificiosas. Como es un hombre fuerte y generoso espero que se recupere y pueda dedicarse a lo que desee. ¡Bienvenido de nuevo al mundo de las personas decentes del que algunos canallas pretendieron expulsarle!.. y menos mal que todavía quedan algunos jueces que juzgan sin tener demasiado en cuenta lo que privadamente piensen.