[Sigue] El error intelectual de Zapatero requiere dos condiciones previas, una de carácter, digamos, mental, y otra de tipo moral. La primera carencia de Zapatero es puramente intelectual, aunque cuando se padece en exceso deviene en patología. Se trata del mal quijotesco, de la dificultad para distinguir entre la realidad y las narraciones, entre cómo son las cosas y las teorías que usamos para entenderlas. Zapatero padece ese mal en proporciones alarmantes y, en consecuencia, no cree ni siquiera en la realidad, menos aún en una realidad compleja y mudadiza como España.
El segundo error deriva del primero: Zapatero ha confundido al país con su partido, solo lo sabe ver a su través. Se trata de un error en que la voluntad de poder, las ganas de mandar, la creencia de poseer un derecho al poder absoluto, intervienen ya de una manera decisiva. En su virtud, ZP tiene maneras de tirano, muy disimuladas por su astucia, pero muy recias. De ser todo esto medianamente cierto, lo que se deduce es que ZP sólo saldrá del poder haciendo daño: tal es lo que nos espera.