Lo que España no quiere escuchar

Un artículo de Alejo Vidal Quadras en la Gaceta de hoy llama la atención sobre una carta que nadie quiere escribir, sobre los problemas de los que no se quiere hablar. Creo que habría que corregir un poco al brillante analista, y decir que esa carta sí se escribe, él mismo lo ha hecho hoy, pero son pocos los que escuchan, los que quieren oír la gravedad de lo que está pasando, en política y en economía, y tomarse en serio lo que oyen.

Quien no lo hace nunca es el presidente del gobierno, porque en lugar de ocuparse de lo que debiera, se ocupa de seguir en lo suyo, aunque haya ingenuos que piensen que pudiera no presentarse a las próximas elecciones. Zapatero está demostrando ser un maestro consumado en el arte de manejar a los españoles, porque nunca nadie ha conseguido nada con tan poco. Es el indiscutible campeón en el arte de engañar al tiempo que se halaga; nadie le aventaja en ese oficio ni se acerca a su maestría. Quienes piensen que pueda creer en algo de lo que dice tienen mucho trabajo por delante para entenderle, porque no es fácil encontrar una categoría en la que colocarle.

¿Qué dice a los españoles? Que nunca pasa nada, que todo se arregla con el tiempo, que la culpa es de otros, que no nos armemos líos innecesarios con la lógica, que no nos tomemos en serio ninguna de nuestras preocupaciones. Este personaje es el ideal para que los españoles continúen ignorando lo que les pasa, eso que ya decía Ortega que nos pasaba hace muchas décadas.

Lo terrible es que es modelo de política irresponsable ha hecho escuela, y que la oposición parece conformarse. Ya puede desgañitarse don Alejo, que mientras los españoles no vean el país hecho trizas y sin remedio preferirán seguir escuchando al flautista. Muchos creen que eso es precisamente la democracia, una especie de nirvana, y ZP es un coach inmejorable para esta clase de ejercicios: empezó con el talante y acabará con la ataraxia, es un ingeniero del alma, un verdadero poeta.