Una encuesta realizada en los Estados Unidos muestra que, por primera vez, Internet se convirtió en 2008 en la segunda fuente de información, superando la lectura de fuentes impresas, aunque aún por debajo de la televisión. Un 40% de los encuestados usa la red para enterarse de lo que pasa mientras que un 35% prefiere todavía el papel. Aunque la TV sigue en cabeza de las preferencias, la encuesta registra un descenso significativo en el caso de los menores de de 30 años.
Hasta aquí la noticia, aunque las fuentes no precisan el grado de fiabilidad de la misma, pero el comentario que esto sugiere es el de un previsible e insoslayable declive del papel como soporte primario de la información. En este proceso se combinan, seguramente, dos factores: por un lado el fuerte hábito de apego a la lectura de papel impreso en las personas de más edad que solo desaparecerá de manera biológica y, por otro lado, que la lectura a través de pantalla va siendo cada vez más satisfactoria para los usuarios puesto que estos abandonan el sistema del papel impreso, si bien, como es lógico no de manera radical, para irse acostumbrando a las nuevas fórmulas, cada vez más eficaces.
Podíamos preguntarnos, bíblicamente, si esto se hace con el árbol nuevo, ¿qué no se hará con el viejo? Sin embargo, los datos sobre el uso de la pantalla para el estudio, la lectura culta y la investigación escasean o están, casi seguramente, muy sesgados por intereses nada inciertos.
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