En la línea de progreso y modernidad que siempre le ha caracterizado, el Ayuntamiento de Madrid está celebrando unas pruebas para dar el carnet de músico callejero a quien realmente lo merezca. ¡Qué admirable control! Se hacen pabellones deportivos para que los exploten empresas privadas, y se ponen controles administrativos a los perroflautas, ¡pues qué bien! Y luego dicen que el gran problema de España es el despilfarro autonómico, como si Gallardón no se hubiese gastado ocho mil millones que no teníamos: en los ayuntamientos continúa instalado el macizo de la raza, su imaginación para hacer tontadas y tocar las narices al personal es ilimitada.
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