Manifiesto por la libertad en Internet


El Gobierno ha aprobado en su reunión de Sevilla la ley propuesta por la señora González Sinde que facultará a su Ministerio para cerrar páginas web mediante un procedimiento rápido y efectivo. Este proyecto atenta contra una libertad que es más importante que el supuesto derecho de los autores a cobrar por cada copia de sus obras o, incluso, por cada acto de lectura de esa copia. No deja de sorprenderme que personas supuestamente de izquierda defiendan con tanto ahínco una forma de propiedad tan discutible. Se ve que les pesan más los duros que las ideas, aunque se digan defensoras de Castro, o precisamente por eso.
La lucha contra esa ley es una lucha contra una forma moderna de privilegio, no menos rechazable que cualquiera de las viejas. Reproduzco, por tanto, el Manifiesto que ya coloqué en este sitio al comienzo del movimiento de rechazo de la ley que promueve un gobierno que se muestra tan insensible a las libertades que dan vida, interés y beneficio, a Internet y a tanta gente, para proteger los intereses egoístas de unos pocos que, en realidad, no saben entender hacia dónde va el mundo y tienen miedo.
MANIFIESTO POR LA LIBERTAD EN INTERNET

Ante la inclusión en el Proyecto de Ley de Economía sostenible de modificaciones legislativas que afectan al libre ejercicio de las libertades de expresión, información y el derecho de acceso a la cultura a través de Internet, los periodistas, bloggers, usuarios, profesionales y creadores de Internet manifestamos nuestra firme oposición al proyecto, y declaramos que:
  1. Los derechos de autor no pueden situarse por encima de los derechos fundamentales de los ciudadanos, como el derecho a la privacidad, a la seguridad, a la presunción de inocencia, a la tutela judicial efectiva y a la libertad de expresión.
  2. La suspensión de derechos fundamentales es y debe seguir siendo competencia exclusiva del poder judicial. Ni un cierre sin sentencia. Este anteproyecto, en contra de lo establecido en el artículo 20.5 de la Constitución, pone en manos de un órgano no judicial -un organismo dependiente del ministerio de Cultura-, la potestad de impedir a los ciudadanos españoles el acceso a cualquier página web.
  3. La nueva legislación creará inseguridad jurídica en todo el sector tecnológico español, perjudicando uno de los pocos campos de desarrollo y futuro de nuestra economía, entorpeciendo la creación de empresas, introduciendo trabas a la libre competencia y ralentizando su proyección internacional.
  4. La nueva legislación propuesta amenaza a los nuevos creadores y entorpece la creación cultural. Con Internet y los sucesivos avances tecnológicos se ha democratizado extraordinariamente la creación y emisión de contenidos de todo tipo, que ya no provienen prevalentemente de las industrias culturales tradicionales, sino de multitud de fuentes diferentes.
  5. Los autores, como todos los trabajadores, tienen derecho a vivir de su trabajo con nuevas ideas creativas, modelos de negocio y actividades asociadas a sus creaciones. Intentar sostener con cambios legislativos a una industria obsoleta que no sabe adaptarse a este nuevo entorno no es ni justo ni realista. Si su modelo de negocio se basaba en el control de las copias de las obras y en Internet no es posible sin vulnerar derechos fundamentales, deberían buscar otro modelo.
  6. Consideramos que las industrias culturales necesitan para sobrevivir alternativas modernas, eficaces, creíbles y asequibles y que se adecuen a los nuevos usos sociales,en lugar de limitaciones tan desproporcionadas como ineficaces para el fin que dicen perseguir.
  7. Internet debe funcionar de forma libre y sin interferencias políticasauspiciadas por sectores que pretenden perpetuar obsoletos modelos de negocio e imposibilitar que el saber humano siga siendo libre.
  8. Exigimos que el Gobierno garantice por ley la neutralidad de la Red en España, ante cualquier presión que pueda producirse, como marco para el desarrollo de una economía sostenible y realista de cara al futuro.
  9. Proponemos una verdadera reforma del derecho de propiedad intelectualorientada a su fin: devolver a la sociedad el conocimiento, promover el dominio público y limitar los abusos de las entidades gestoras.
  10. En democracia las leyes y sus modificaciones deben aprobarse tras el oportuno debate público y habiendo consultado previamente a todas las partes implicadas. No es de recibo que se realicen cambios legislativos que afectan a derechos fundamentales en una ley no orgánica y que versa sobre otra materia.

De la nada al caos y a la espera del orden

Estos días se han cumplido los primeros veinte años de existencia de Internet. Tim Berners-Lee, uno de los personajes decisivos de esta historia, ha asegurado que lo mejor está por llegar. Yo creo que está en lo cierto y que, cosa que nadie negaría, la red ha hecho ya mucho por nosotros.

Sin embargo, habría que reconocer que, en cierto modo, hemos pasado de la nada al caos, un caos que puede considerarse creativo, sin duda alguna, y en el que existen abundantes y maravillosas islas de orden, pero un caos, al fin y al cabo. La rapidez de la implantación de la red no permitía otra salida que este caos relativo, que, insisto, pese a todo, se puede bendecir con las dos manos.

Creo que una de las grandes cuestiones del futuro está precisamente en determinar qué tipo de orden es el que hay que procurar, si es que damos por sentado, como parece lógico, que deberíamos progresar en el orden. Todo lo que se ha llamado Web 2.0 puede verse como un intento de introducir orden desde el punto de vista de los usuarios, un orden que se adecúa a sus preferencias y a sus decisiones. No está mal, pero no es suficiente. Los usuarios siempre han trazado los caminos en cualquier esfera de la realidad y es bueno suponer que la sabiduría de los muchos suele tener un gran sentido práctico. Nuestro sistema de comunicaciones físicas, la red de carreteras, vías férreas, líneas marítimas, redes fijas, etc., por ejemplo, se ha hecho a partir de decisiones de usuarios y pioneros, pero ha conocido una continua mejora debido al saber experto de los geógrafos, los ingenieros o los economistas. No vamos de la Bética a Ampurias por la vía romana, aunque nos cruzamos con ella en más de una ocasión.

Creo que algo parecido a esto es lo que está por llegar. Si uno trata ahora de encontrar un apartotel en Benidorm, por poner un ejemplo cotidiano, se tropieza con un caos monumental, un caos de tal calibre que hace añorar la vieja Guía de Hoteles de Turismo. Es agobiante, otro ejemplo, el número de invitaciones que se reciben para formar parte de una red o para responder a un mensaje de un supuesto amigo; cosas como estas tienen que arreglarse, aunque no sea fácil decir cómo.

La red tiende a ser más útil en la medida en que nos interesamos por contenidos más especializados y de menor demanda, pero, aún así, está todavía muy por debajo de sus posibilidades. Hay que abandonar, por ejemplo, los hábitos ligados a las viejas formas de archivar y documentar (los metadatos y otras limitaciones ligadas a las propiedades de los objetos físicos y a la tecnología de la imprenta) para encontrar formas de localización, clasificación y etiquetado mucho más dinámicas: ¡queda tanto por hacer!

Hay que encontrar un equilibrio entre la libertad y el orden, sin inventar tareas de control innecesarias, algo que puede sonar a la cuadratura del círculo. Llevará tiempo, pero se hará, y, entonces, quienes lo quieran, podrán ser más sabios y dichosos que nunca.

[publicado en adiosgutenberg]