Es obvio que el prestigio internacional de España está sufriendo un retroceso tras el progreso de las últimas décadas. Todo lo que se haga por recuperar ese terreno perdido es bueno, pero tendríamos que saber que hoy en día resulta imposible una buena reputación sin una realidad sólida que la respalde. La mejor manera de promover la marca España es hacer las cosas bien, o sea que nos queda mucho trabajo.