Algunos se alegran con la imputación de la Infanta Cristina, pero no parece fácil hacerlo. Supongo que la alegría proviene, oficialmente, de sentir que se hace Justicia; la pena viene de un lugar cercano, de que se tenga que hacer justicia, pero también, es la otra posibilidad, de que se haga una justicia a la medida, es decir, una injusticia. Será difícil saberlo, pero es obvio que, se coja por donde se coja, la noticia es mala, y puede que las alegrías no sean mejores.
La rareza de las invenciones
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