Videri quam esse

Es el lema opuesto al clásico, vale más parecer que ser (frente al «antes ser que parecer»), y que se haya convertido en una buena descripción de mucho de lo que nos pasa, y pienso sobre todo en esa especie de epidemia que para en inflar los curricula, es un síntoma desagradable del clima cultural en el que nos movemos. Analizarlo nos enseñaría muchas cosas, sobre todo el insólito poder de la tontería, el reinado de ciertas formas blandas de imbecilidad, pero combatir esta forma de superchería es más importante que tratar de explicarla, por la misma razón que es más importante hacer que haya comida abundante que explicar al mundo los secretos de la fisiología digestiva.
Lo de los CV es una epidemia horizontal, afecta a todos los partidos, y vertical, llega a todos los lugares, desde la supuesta cumbre académica hasta esa manía, que ha servido para ganar algunos dineros, sobre cómo redactar los curricula, y que ha llevado a que tenga que tener curriculum vitae tanto un físico nuclear como un camarero de discoteca, con todo el respeto que merece tan pingüe oficio.

Pablo Casado ha sido el penúltimo ejemplo de esa torpe manera de presunción. Lo único bueno de esta manía presuntuosa es que, puestos a ser optimistas, algunos periodistas se acostumbren a mirar un poco mñas por debajo de las alfombras, lo digo para consolarme.