Tras descubrirse la entrevista secreta de Montilla y Zapatero, éste ha creído oportuno recibir al resto de presidentes, empezando por
Si Zapatero consigue que todos salgan con una sonrisa habrá que reconocer que es extraordinariamente hábil, aunque habría que admitir la duda metódica que todos le hayan concedido una mora hasta que se vean las cuentas efectivas. Sin embargo, no resulta difícil profetizar lo que va a suceder: esas cuentas serán misteriosas y, digamos, dialécticas, resultarán lo suficientemente oscuras como para que muchos crean que salen ganando y a otros les convenga fingir que lo hacen.
De la mano de ZP, el sistema de financiación autonómica español va claramente camino del milagro: el todo va a ser menor que la suma de las partes y cada parte va a presumir de ser la más brillante del sistema. Como eso, es imposible del todo, la pregunta que hay que hacerse es ¿quiénes serán los inocentes de esta ronda? ¿cuánto tardarán algunos en descubrir que ha habido trile, por ejemplo no cumpliendo luego con las trasferencias ahora ofrecidas? Habrá habido, con seguridad, presidentes que se hayan llevado la clave del enigma, y el bolsillo caliente, y habrá habido otros que se tengan que conformar con un aumento nominal… y luego ya veremos. Zapatero es como Madoff: el que pregunte más de la cuenta se queda sin lo suyo y, como Madoff, también parece creer que le queda cuerda para rato.
El tinglado autonómico, con su disparate de gasto, ha sido disfuncional en épocas de crecimiento económico, pero será absolutamente insoportable en los años de depresión que se avecinan, aunque el astuto Zapatero finja no saberlo.
[publicado en Gaceta de los negocios]