El Congreso del PP ha sido casi una ceremonia de canonización, ¡qué se le va a hacer! Lo malo sería que estos fastos que uno mismo se organiza le sirvieran para olvidar algunas cosas elementales. Una externa: que sus rivales le van a atacar con razón y sin ella, de manera que, puestos a irritarles, no debiera andarse con medias tintas, que no le van a servir de nada. Aplíquese la fórmula, por ejemplo, a la reforma laboral.
Otra interna: por cómodo que se sienta con Cospedal en la secretaria general, se trata de un error, de una mala fórmula: un presidente de Autonomía, tal como está el patio, no debiera ser el secretario general de todo el partido. Además de que, aunque no haya que exagerar con las incompatibilidades, ninguno de los dos puestos es solo para media jornada, evidentemente. Puede haber sido cómodo para Rajoy no cambiar de segundo en este momento, pero la fórmula es mala, sean cuales fueren las virtudes de la señora Cospedal, a quien no tengo el gusto de conocer.
Un dato asaz elocuente
Un dato asaz elocuente