Esta mañana he estado en un programa de Es Radio con Luis del Pino y ha habido un cierto debate sobre cuestiones, digamos, liberales. Yo, la verdad, me siento liberal, cada vez más, pero no dejo de sorprenderme de la actitud de algunos liberales que creen tener soluciones para todo, lo que me parece poco inteligente, o incapaces de pensar si la solución que proponen es mínimamente aplicable, cosa que nunca puede olvidarse en política. Seguramente sería mejor un mundo sin Estado, pero es imposible, de manera que para qué seguir. Lo que hay que buscar es formas de gobierno limitadas, en equilibrio, que permitan la libertad política, pero, además, es necesario insistir en que las fórmulas, por sí mismas, raramente arreglan nada; además de las fórmulas hace falta ética privada y pública, ejemplaridad, y eso es lo que muy frecuentemente se olvida. Sin fray ejemplo, las prédicas valen muy poco.
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