Y Curro Jiménez está mucho más cerca de la inmortalidad que de los simples mortales, así que Sancho, que era un gran tipo capaz de tener amistades incompatibles, ya tiene, al menos, la inmortalidad unamuniana de la fama. Espero que tenga también la otra, más común pero no menos valiosa.
Yo lo pase muy bien viendo aquellos episodios de la TVE del suarismo en los que fue decisiva la experta mano de Joaquín Romero Marchent, y de su hermano Rafael, pero también la buena música de Waldo de los Ríos y García Abril y los guiones de Antonio Larreta, con Curro, el Algarrobo, el Estudiante y un Gitano que no llegó a cuajar tanto. Mis hijos, niños por entonces, también lo pasaron genial y creo que la serie, con el tiempo, quedará como una de las cosas más inteligentes y dignas que hizo TVE en los primeros años de democracia. Mi recuerdo emocionado para un luchador listo, valiente, generoso y patriota, y para quien, sin duda, tuvo que parecerse a él de tanto representarlo.
Hacer cosas nuevas
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