Trasparencia necesaria

Un personaje financiero del más alto nivel internacional ha reclamado opacidad para sus negocios, alegando que tampoco el público conoce cómo trabajan los ingenieros aeronáuticos. No tengo dinero en su banco, pero lo retiraría al instante porque sin duda se trata de una de las mentes más toscas que haya ascendido nunca a ese Olimpo, o tal vez no. Hay dos detalles decisivos que se le escapan al personaje: en primer lugar, que entre las empresas aeronáuticas hay una competencia efectiva y una regulación externa bastante eficaz, y, en segundo lugar, que  los aviones no se han caído nunca todos a la vez. La banca explota un privilegio seguramente necesario, pero no puede hacerlo con ninguna opacidad de fondo porque sus resultados no permiten que la consideremos infalible y, aunque no necesitemos saber al detalle qué hacen con nuestro dinero, sí tenemos saber que puede saberse, y que hay intermediarios, periodistas, inspectores y gestores que lo saben y, además, lo cuentan, como pasa con los ingenieros que, además, no explotan ningún privilegio. En caso contrario nadie debería dejar nada a nadie, y menos a tipos que piden condiciones de trabajo tan sospechosas.